Hace unos días, el Congreso de la República del Perú aprobó la tan ansiada Ley de Protección Animal, y fieles a su naturaleza humanoide, algunos “animalistas” (no tengo uso para esa palabra que connota y a veces denota comportamientos del todo negativos y no profesionales respecto a las causa) empezaron a circular una duras críticas a este avance en las redes sociales porque, simplemente, no era la propuesta que ellos habían presentado. Todas estas mezquindades, y falta de profesionalismo y de cerebro, solamente perjudican a los animales y a nadie más.
¿Hasta cuando en Latinoamérica los denominados “animalistas” (o como quiera llamarse) seguirán comportándose con tanta ineficacia, recelo, envidia y falta de entendimiento? ¿Cuándo parará el egoísmo de la acción posesiva? Mi logo, mi polo, mi grupo, mis amigos, mis reglas, mis decisiones, etc. Los animales, simplemente, no tienen tiempo para eso. Ellos tienen que ser rescatados, salvados o liberados AHORA MISMO, y créanme que les importa un soberano pepino sus discusiones internas.
No soy ni tonta, ni ingenua para creer que todos quienes trabajan por los animales se unirán el son de un cántico celestial. Por supuesto que no. Eso es naturaleza humana en su sentido más puro. Todo lo que es ilógico, es, en la mayoría de los casos, la norma en este tipo de movimiento social. Y el problema radica en el hecho de que su limitada naturaleza humana, estos pseudo animalistas se olvidan de principios básicos.
- No se respeta, valora, ni se aprovecha la experiencia de activistas sazonados en la lucha que están dispuestos a enseñar y a entrenar a las nuevas generaciones de activistas. Cuando uno es una persona segura de sí misma, el temor de formar promociones mejores a las nuestras no es un problema. Por el contrario, es un logro, una victoria y un orgullo saber que el movimiento sigue evolucionando y que esto sólo será positivo para los animales. En TODO movimiento social, y este NO es la excepción existen jerarquías que deben respetarse y mantenerse, con la esperanza de progreso en base al mérito de nuestro trabajo. ¡Hey!, por si no lo han notado esta es una guerra en contra del abuso, la explotación y la tortura infringida contra los animales. Y en la guerra hay rangos que siempre se respetan y valoran. En las filas de los defensores de los animales, tener conocimiento y tener disciplina son elementos vitales.
- Basado en el punto anterior, no existe un trabajo coordinado en el cual todos lleguen a la mesa con propuestas interesantes, alternativas, estrategias efectivas, paciencia, consecuencia, aceptación de sacrificios y flexibilidad para delegar, extender, modificar o hasta eliminar una propuesta personal. ¿A qué viene esa terca necesidad de seguir tropezándose con la misma piedra, una y otra vez? En los países donde el activismo por los derechos de los animales es efectivo, los grupos que demuestran consecuencia en su mensaje central, conversar, coordinan, ceden y hasta renuncian a sus propuestas cuando el resultado de todo esto es el beneficio para la causa de los animales. El viejo dicho dice que “dos cabezas piensan mejor que una”. En este caso, muchas más y bien intencionadas, ¿no sería mucho mejor? Coordinar, conversar y cambiar opiniones no significa pactar o claudicar.
- El activismo por los derechos de los animales debe ser un activismo basado en un entrenamiento profesional, adecuado a la realidad de cada país y cada circunstancia. Mucha gente pensaría que pasar un volante en la calle es un acto reflejo, mecánico y sin importancia. Todo lo contrario, un activista entrenado multiplica sus oportunidades de educar al público aprendiendo a hacer las cosas de manera efectiva y concreta. Organizar una mesa informativa, llevar una base de datos actualizada, y hasta preocuparse por los diseños de polos y logos efectivos es de suprema importancia para que nuestro mensaje de liberación no solamente llegue sino que se quede en el corazón y la mente de la gente. Solamente así las personas se empoderarán para decidirse a entrar activamente a la lucha.
- A pesar de que, como en el caso de la aprobación de esta ley, todas las acciones que se tomaron fueron importantes. Es crucial que se creen comités de acción política para establecer una coordinación y colaboración efectiva, y desde el principio, con los políticos que mañana más tarde determinarán el futuro de los animales legalmente. Para esto, es importante que el activista tenga sus prioridades muy bien marcadas y que coloque el bienestar de los animales por encima de sus preferencias políticas.
El trabajo que involucra esta causa tiene matices de todo tipo y color, muchísimas formas de expresión: desde los pasacalles con globos y payasos (que en mi opinión personal, deberían ser revisados) hasta la acción seria ejecutada por un activista informado, entrenado, profesionalmente vestido y que no se ha peleado con el jabón. Todos aportan de una manera u otra a la causa, pero todos deben saber cuándo y dónde deben aparecer. Entiendo que sea difícil para un grupo de personas recibir un rechazo o un retraso original a sus ideas; pero en vez de tomarlo de manera personal; deberían hacerse siempre la siguiente pregunta: ¿Es mi idea la más adecuada para alcanzar la liberación animal? ¿Es la mejor considerando las características de ese momento? Todo esto, obviamente se logra solamente con una férrea convicción y disciplina. Si te gusta pegar el sticker de “Los animales me importan”, entonces ponle la firma con convicción. En esta causa, ellos son la prioridad. Ellos son el número uno. El principio y el final. Si éticamente aún no has alcanzado el nivel vegano, sé honesto acerca de ellos, pero sigue investigando y explorando la idea. Nadie puede hacernos cambiar éticamente; esa es una decisión personal y moral a la que cada quien llega en el día y la hora exactos.
La ley de protección que se aprobó en el Perú no es perfecta de ninguna manera, pero es un paso en la dirección correcta. Ahora lo que hay que hacer es poner una presión constante, profesional y concreta en los congresistas para que su reglamentación ocurra. Y para lograr eso, se debe trabajar coordinadamente pues la meta es la misma. ¿O no?
Nos queda mucho trabajo por hacer. La prioridad es incluir en la nueva ley a las miserables y cruentas corridas de toros, peleas de gallos y otros espectáculos crueles que anacrónica y estúpidamente son consideradas patrimonio cultural del Perú. Su hipocresía y patrioterismo se esconde en los intereses de lucro de mafias que dan manotazos de ahogado y sobreestiman a los electores peruanos con su falso y nocivo discurso. Si ellos piensan que el electorado peruano desea seguir viviendo en la ignorancia, es hora entonces de mandarles un mensaje claro y conciso. Al averiguar, antes de ser elegidos, cuáles son sus planes de campaña en relación a los animales, tenemos la oportunidad de solicitar apoyo para ellos a nuestras bases. El político llega donde está por nuestro voto, el cual no sólo nos permite elegirlos, sino también cuestionarlos, evaluarlos y corregirlos cuando no cumplen con lo que nos prometen en relación a los animales. No podemos seguir dándoles nuestro voto por su linda cara, su consabido discurso o porque nuestras familias enteras apoyan a tal o cual partido.
Poniendo de lado también cualquiera creencia religiosa hay que poner presión en la iglesia católica con cuya venia, participación y bendición se sigue explotando a los animales en espectáculos crueles e indignos de cualquier ser humano que se tilde de religioso, católico o espiritual. Sabemos de sacerdotes que rechazan los espectáculos crueles que la ley exonera, pero somos plenamente conscientes de que en esa iglesia de dogma vertical, toda ley debe venir del Vaticano. Si bien es cierto que este Papa es mejor que los anteriores y cuenta con un discurso más favorable para con los animales, no podemos conformarnos con eso. Todo católico que participa activamente en las actividades de su iglesia, tiene el deber de llevar a ella el tema de la crueldad contra los animales. ¿Cómo puede alguien seguir una doctrina religiosa que construye capillas en Acho, bendice instrumentos de tortura y permite que el nombre de sus santos y mártires encabece los nombres de las temporadas de horror y muerte? No tiene sentido. Eso no tiene moral y está totalmente alejado de la doctrina impartida por Cristo que no solamente liberó a los animales del templo, suspendió los sacrificios de animales al inmolarse él mismo, y fue vegetariano.
Ya es hora de empezar a hacer las cosas bien. Los detractores, los ególatras y los que eran parte de esta lucha porque la consideraban solamente un pasatiempo, quedarán olvidados en el camino, Los animales no los necesitan y sus aportes son irrelevantes. Los animales necesitan a quien esté dispuesto a dedicarles su vida entera en diferentes intensidades y niveles. No podemos obligar a todos los interesados a hacer grandes sacrificios; pero sí podemos hacerlos responsables de la porción de ayuda que ofrecen realizar con profesionalismo y eficacia. Ni el hombre más bravo puede luchar más allá de sus fuerzas. Y la fuerza que se necesita en esta lucha proviene del entrenamiento correcto, del profesionalismo, del aprendizaje, de la convicción que debemos mostrar a diario.
Ha llegado el tiempo de esforzarse y de no desmayar. Los animales cuentan contigo y con tu compromiso constante. Recuerda que nuestra causa está al lado de lo bueno, lo noble, lo decente, lo liberador. Como decía el gran Víctor Hugo, “Sólo viven aquellos que luchan”.
Por los animales, por sus derechos, haz que esa frase se convierta en realidad.