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Monthly Archives: September 2017

Ni olvido, ni perdón

perros sendero

Hoy, en Lima, Perú, sale en libertad una violenta terrorista cuyo nombre no incluiré con la finalidad de no darle la publicidad que ellos siempre buscan. Y sale porque en el Perú, la corrupción, las coimas, la impunidad y los gobiernos informales y débiles aún prevalecen. Presidentes, políticos y jueces ineptos que bajos pretextos internacionales de “derechos humanos” les rebajaron considerablemente las penas carcelarias ayudaron a que eventos como el de hoy sucedan. Y lo peor es que esta lacra maléfica saldrá sin haberse arrepentido ni pedido perdón por sus múltiples crímenes para seguir infiltrándose entre la población resentida, desinformada e ignorante.

Y aparte de la importante significancia histórica y política de ese momento, no podemos dejar de mencionar que esa época de terror en el Perú, también implicó una tremenda violación de los derechos de los animales.

El FBI, en un reporte acerca de la identificación de asesinos en serie incluye como una característica importante, la crueldad contra los animales y si a eso sumamos el constante especismo en le lenguaje, terminamos con una combinación letal de abuso y explotación.

El grupo terrorista peruano “Sendero Luminoso” cuyo patético nombre fue solamente un sendero de muerte y destrucción también incluyó en su camino de violencia y crueldad a los animales. Nuestro colega y amigo, César Hildebrandt en su semanario “Hildebrandt en sus trece” reporta que durante su época de terror, de 1980 al 2000, Sendero Luminoso mató a más de dos millones de animales. Abimael Guzmán y sus secuaces mataron miles de animales domésticos, ganado, auquénidos y peces. Obviamente, en un país donde la vida de los animales no cuenta, no se puede contar con cifras oficiales, pero se calcula que esta masacre en contra de los animales sucedió principalmente en las zonas andinas del país.

“Los terroristas mataban a los pobladores de las zonas que atacaban, a quienes les ofrecían resistencia y a los gerentes de las empresas ubicadas en esas zonas. No solamente asesinaban a las personas, destruían las propiedades y las maquinarias, sino que también asesinaban a los animales que encontraban a su paso” dijo al semanario Harold Chávez, un veterinario que durante esa época fue gerente de una Sociedad Agrícola de Interés Social (SAIS). Según su testimonio, los terroristas mataban a los animales más finos y a los sementales para causar daño económico a una clase a la que consideraban imperialista, capitalista y burocrático. Ensañarse contra animales inocentes – finos o no – no solamente fue un acto deleznable y repugnante sino también equivocado de acuerdo a sus torcidas creencias puesto que muchos de esos animales ya eran víctimas de la explotación del hombre. En su sed de sangre y destrucción ni siquiera fueron capaces de establecer el claro paralelo existente entre cualquier especie explotada.

En las ciudades, y como forma de amedrentamiento e intimidación, los asesinos se dedicaban a colgar inocentes perros callejeros de los postes de alumbrado eléctrico. Las calles del centro de Lima muchas veces fueron testigo de estos actos en los que se encontraba a perros colgados portando letreros de repudio al líder chino Deng Xiaoping a quien el asesino Guzmán consideraba un traidor por haberse alejado de la línea tradicional de Mao.

Situaciones como éstas solamente suceden en países donde reina la impunidad, la corrupción y la ignorancia y donde impera el especismo y la falta de empatía para con seres inocentes que nada tienen que ver con los aciertos o errores políticos de sus gobernantes. El lenguaje especista debe ser desterrado de nuestro vocabulario y esa es una misión en la que los padres y educadores deben unir esfuerzos con miras a la creación de generaciones más civilizadas y éticas.

Por ejemplo, en el caso de la matanza de los perros callejeros, es muy probable que la gente haya empleado el consabido dicho especista que los terroristas “mataban a la gente como perros”, dando a entender que la vida de estos maravillosos animales era tan insignificante e inservible que se les podía matar en grandes cantidades y sin el menor remordimiento. En esa época, a  muy poca gente le dolió lo que le sucedió a esos pobres perros callejeros para quien la vida ya era bastante dura y cruel; y muchos menos corrigieron ese lenguaje especista que se usa hasta la actualidad. Les parece una parte común del lenguaje, una pseudo metáfora, una forma de hablar que no le hace daño a nadie; pero en realidad, el lenguaje especista denigra al ser humano y promueve la persistencia de una ignorancia que se debe erradicar para por fin poder convertirnos en sociedades más éticas y más justas.

Los asesinos de Sendero Luminoso fueron responsables de la muerte de más de 70,000 peruanos y ahora, con una estrategia diferente que el débil gobierno actual no ve o se niega a ver, piden que el resto de los peruanos “pasemos la página y nos reconciliemos”. Desean una segunda oportunidad y que se les permita regresar a la vida democrática para presentarse como un nuevo partido político de izquierda.

La respuesta de los activistas por los derechos de los animales debe ser un rotundo ¡NO! Un claro ¡NO! al olvido y al perdón que demandan, a todas sus estrategias de infiltración, a su inexacta clasificación de “presos políticos” y a todos sus ocultos y modernos representantes rojimios que muchas veces se presentan como candidatos que llevan en su agenda temas de protección animal. Cuando las elecciones se acerquen, revisa su trayectoria, los grupos a los que pertenecen, las estrategias que utilizan y las premisas que propugnan. Muchos de ellos piensan que por el solo hecho de gritar improperios, realizar gastados plantones y pelearse con el jabón, son acreditados representantes de los animales. Nada puede estar más lejos de la verdad. Ellos no habrán sido acusados de terroristas, pero nunca debes olvidar que sus posiciones políticas radicales no tienen como prioridad a los animales. Sus resentimientos sociales son siempre mucho más importantes que la causa que dicen defender.

 

 

 

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¡San Borja dice NO a la crueldad!

Alcalde Alvarez

Cuando todo acto de crueldad anacrónico y repudiado por mentes actualizadas y civilizadas llega al apogeo de su propia decadencia, sus perpetradores muestran características propias al declive inminente de su maldad. El mundo especista nos malacostumbró a decir que “cuando el barco se hundía, las primeras que salían eran las ratas”. Ahora sabemos que, si lo hacían era porque eran animales inteligentes con un alto sentido de sobrevivencia; pero cuando se trata de los seres humanos, la historia está llena de ejemplos alusivos que demuestran que las estrategias mal pensadas y desesperadas son indicadores seguros de un inminente final.

En todo el mundo, las miles de organizaciones anti-taurinas han luchado a brazo partido por erradicar este cáncer moral que aún aqueja a algunos países en vías de desarrollo y en su tenaz empeño, se han adjudicado muchas victorias. El ser humano, un poco lento para darse cuenta de las cosas positivas, ha abierto los ojos a lo que realmente representan todos los espectáculos en los que se abusan a los animales. No es solamente un tema de ética y principios de beneficio animal; es también un asunto que involucra temas económicos, culturales, religiosos y políticos.

En su intento por seguir promoviendo su fiesta bárbara, los empresarios de las mafias taurinas lo han intentado casi todo: la promoción de su salvaje espectáculo en áreas ajenas a él, la creación de escuelas taurinas para mujeres (aduciendo temas de igualdad de género) y niños, un llanto interminable debido al número de personas que quedarán sin empleo (pues que busquen un trabajo digno, ¿no?) si los cosos taurinos cierran, la desaparición total de los toros de la faz de la tierra, la propaganda realizada por artistas venidos a menos y la creación de plazas taurinas portátiles en zonas económicamente afluentes. Si todo esto no es desesperación, realmente no sé que es.

Y algo similar se intentó realizar en la Municipalidad de San Borja, uno de los distritos más activos y progresistas de la ciudad de Lima Metropolitana. Con el “bamboleo” musical de los anacrónicos Gypsy Kings a quienes no los escuchan ni sus abuelitas, se pretendía realizar un festival taurino en las instalaciones de un organismo perteneciente a las fuerzas armadas del Perú.

Lamentablemente el Perú está pasando por una difícil situación social, política y económica debida a la apatía del gobierno; pero establecer este tipo de espectáculos en una organización castrense y dentro de un municipio progresivo y moderno era algo que no debía suceder.

Por supuesto, que los infaltables y desubicados “animalistas” convocaron a sus tradicionales plantones y protestas sin antes realizar las debidas averiguaciones. El proceso de razonamiento cerebral en una persona promedio no se tarda mucho; pero es requisito indispensable para poder realizar acciones efectivas. Antes de gritar desaforadamente, hay que pensar y actuar con raciocinio. ¿Es mucho pedir? Lamentablemente, para alguna gente sí lo es.

Después de realizar las averiguaciones necesarias, nos informaron que el evento no se iba a dar; pero nos quedaba la duda ya que la publicidad y la venta de boletos aún estaba vigente. Pedir que la gente sea cómplice vergonzoso de la masacre de un noble toro por el módico precio de 1,230 soles es realmente una cachetada a la gente pobre de Lima. Pero por supuesto que la gente pobre de Lima no es una de las prioridades de la mafia taurina. Mientras más ignorancia persista, a cualquier precio, más alta es su ganancia. Pagar casi US $400 por ver cómo se tortura a un toro y a un caballo, en un país donde existen innumerables casos de pobreza extrema solamente puede ser entendido por una clase de gente miserable que no siente empatía ni compasión por nada ni por nadie. Léase: Taurino.

La idea de un municipio moderno y progresista donde se atiende a sus pobladores con eficacia, se les ofrece una variada gama de actividades interesantes y culturales y se mantiene el ornato del área de una manera casi impecable no coincidía para nada con la realización de un espectáculo barbárico de sangre y abuso. Es por eso que nos pusimos en contacto directo con el alcalde del distrito, Señor Marco Antonio Álvarez Vargas, administrador de empresas y coronel retirado del Ejército Peruano, quien es el burgomaestre de San Borja desde el 2011 para expresarle nuestra sorpresa y asegurarnos que el evento no se realice.

El Sr. Álvarez tuvo la gentileza de llamarme personalmente por teléfono para confirmarnos que “tal evento no se realizará bajo ninguna circunstancia”. Lo felicité sinceramente porque ese no es necesariamente el modus operandi de la gran mayoría de políticos limeños. Nos ofreció apoyo para cualquiera de nuestros proyectos y tendré el gusto de conversar extensivamente con él la próxima vez que esté en Lima.

Por supuesto que de inmediato surgieron las quejas infaltables de los “animalistas de pintura roja” aduciendo favores y preferencias políticas. A ellos les informo, por si no lo leyeron en columnas anteriores, que yo, por los animales, estoy lista hasta de pactar con el mismísimo diablo. No faltaron los chismes y comentarios negativos acerca de sus intenciones de convertirse en el próximo alcalde de Lima y a ello replico que la comunidad de activistas pensante y votante, definitivamente apoyaría su candidatura si en su plataforma de gobierno él incluye temas de protección y defensa animal. Ya va siendo hora de que sigamos el ejemplo de otras ciudades latinoamericanas con alcaldes que han entendido que nuestro trabajo no se centra en la cara linda de perritos y gatitos, sino que está íntimamente ligada a temas educativos, económicos y de salud humana.

Mientras que la mafia taurina siempre busca engañar al público aduciendo fines caritativos y/o culturales para justificar sus masacres, el alcalde Álvarez vuelve a dar el ejemplo con una combinación que precisamente incluye a la verdadera cultura peruana y a la caridad bien empleada al organizar un campeonato de marinera cuyos fondos beneficiarán al Hospital del Niño. La prueba es clara y contundente: Sí se puede hacer bien las cosas dentro de un marco ético y sentar un buen ejemplo no sólo para los vecinos de San Borja, sino del Perú entero.

A veces pienso que, en el Perú, cuando se trata de política, las esperanzas están totalmente muertas; pero mi conversación con el alcalde Álvarez ha renovado el hito de esperanza que aún me queda. Esperemos entonces que todas las palabras se tornen en una realidad concreta y firme para beneficio de todos.

¡Muchas gracias, señor alcalde!

 
 

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Si no ayudas, tampoco estorbes

impunidad

Este viejo dicho, al que mucha gente ya no le haga mucho caso, es tal vez muy pertinente cuando uno tiene que lidiar con miembros del género humano ignorantes, tóxicos, y simplemente inservibles. Aún existen en este mundo seres humanos que bien valen la pena. Generosos, íntegros, decentes y de corazón noble; pero hay otro grupo defectuoso, que, al no poder hacer absolutamente nada para superar sus limitaciones, únicamente pueden recorrer a lo más bajo y rastrero de los rasgos humanos.

¿Qué más le queda a un ser irreciclable que después de mirar a todos lados, no encuentra absolutamente nada positivo más que la patética monotonía de una existencia vacía?

Y de esto vemos ejemplos en toda Latinoamérica; donde la diferencia entre humanos y no humanos es únicamente conveniente cuando sirve a propósitos obscuros y personales. Las causas relacionadas con los pobres, con los ancianos y con los niños eran la norma hace unos años cuando las sociedades indiferentes ni siquiera consideraban a las especies animales que han sufrido la misma o peor explotación a través de los siglos.

Proteger o defender a un animal es para algunos un asunto “cool”, un tema “trending”, algo de moda para sentirse mejor, de alguna forma, con una consciencia plástica e inexistente en los momentos de prueba. Mucha gente lo hace individualmente y otros se agrupan bajo falsos nombres de “defensa”, “protección”, y muchos de los detestables “ismos” que en el mundo de habla hispana bien podrían traducirse como conglomeraciones de extremistas inútiles, vulgares y violentos que con una mano intentan salvar a un perro mientras que con la otra consumen el cuerpo mutilado de un animal que también tenía derecho a vivir.

En este espectro repugnante están los que, por motivos puramente personales y generalmente de lucro personal, engañan y estafan a la gente más pobre, más ignorante y más desinformada. Aquellos que encubren a quienes dañan voluntaria y conscientemente a los animales porque les es conveniente para seguir viviendo de ellos; toda la gama de sinvergüenzas que explotan la misericordia de la gente incauta con nombres, títulos y cargos inexistentes…. Todos aquellos limitados que, al verse expuestos y descubiertos públicamente, solamente pueden recurrir a las vulgares diatribas a las que están acostumbrados. Ellos son los poseedores de su verdad analfabeta; de sus títulos de héroes sin capa y de la infinita miseria de categoría infrahumana.

A veces me pregunto si eso viene de raza, de pobreza, de costumbre o de viveza. Toda la mezcla que cargamos en Latinoamérica, mucha de ella generada en nuestra propia cultura y por herencia de los conquistadores, marca el camino claramente. Con honrosas excepciones, la maldad, la traición y la envidia han sido parte de los pueblos que nos formaron. Por ejemplo, no conozco ningún latino que no le haya echado la culpa de todas las desgracias nacionales a los españoles que nos conquistaron, Por supuesto que no les falta razón; pero nadie habla de los traidores locales; de quienes se unieron al enemigo para destruir a quien sí estaba haciendo bien las cosas, de los siempre presente envidiosos incapaces de reconocer que siempre hay alguien que hace mejor las cosas; de los malnacidos que juran defender una causa solamente hasta que sus intereses personales se vean perjudicados.

Ahí te va una cortita lección de historia: En el Perú, cuando Manco Inca (También conocido como Manco Cápac II) se vino a dar cuenta que los españoles lo habían utilizado, preparó una gran estrategia que hubiera significado su total expulsión de nuestra patria. Pero en el momento más álgido de la batalla, en el momento en el que se tenía que demostrar la lealtad al gran imperio y se hubiera podido aplastar a los invasores como las lacras que eran, no faltaron los traidores personificados, por ejemplo, por los Huancas que nunca se aparecieron en el frente por el que debían atacar y por la ayuda de la ya establecida amante de Pizarro, Inés Huayllas, hija de Huayna Cápac quién pidió a su madre, Kuntur Huacho, que enviara un ejército inca para ayudar nada menos que a los españoles.

En el mundo del verdadero activismo animal no hay lugar para los ignorantes, los traidores, ni los sinvergüenzas. No hay lugar para quienes se hagan pasar por gente comprometida, eficiente y decente. Este es un mundo ético, de educación continua, de compromiso sin fecha de expiración, de consecuencia y de trabajo efectivo y constante. No hay lugar aquí para el que envidia el trabajo ajeno bien hecho; ni para el que mira para el otro lado por conveniencia cuando un animal es abusado. Aquí no hay lugar para farsantes de medio pelo que en su afán de comer tres veces al día fingen ser lo que no son. Para todos aquellos incapaces de entender y celebrar las trayectorias y victorias ganadas por otros con trabajo limpio y eficiente.

Hace un mes denunciamos a varios veterinarios, a un matarife y a dizque protectores por encubrir o pretender ser lo que no son. Al quedar expuestos en lo más directo de su condición infame, y sin tener ningún argumento recurrieron como siempre a la vulgaridad, a la mentira y a la nunca infaltable exposición de las lacras que llevan dentro. En cualquier país civilizado, la exposición de las lacras hubiera sido más que suficiente; pero en mi pobre Perú, país maravilloso, y con honrosas excepciones, lleno de gente corrupta e ignorante, la impunidad persiste y la calumnia y la diatriba son las estrategias de moda. Y todo ese barro les llega a los animales, y a los animales de la gente más pobre y necesitada.

Es entonces nuestro deber como activistas desenmascarar a los farsantes, seguir denunciando la crueldad en todas sus formas y continuar educando a la gente pese a todo y a todos. Quienes tenemos algo que se llama trayectoria, somos quienes debemos de dar el ejemplo preparando a nuevas generaciones de activistas íntegros y comprometidos. Somos quienes debemos prestar constante apoyo y orientación para que la transición ética que involucra a TODOS los animales sea la norma y no la excepción. Un pueblo ignorante y vulgar siempre será tierra de cultivo para la perpetuidad de gente inservible a nuestra causa. No estamos involucrados en este movimiento social porque nos gusta la cara de un cachorrito o porque no tengo nada más que hacer. No estamos en esta lucha para quedarnos constantemente en una posición inerte e ignorante; estamos aquí para estudiar, para aprender, para saber estadísticas que aniquilarán a nuestros contrincantes, para EDUCAR CON EL EJEMPLO. Y ese compromiso definitivamente va unido a muchos sacrificios, a muchas penas, a muchas pérdidas, y a la magnanimidad de ser conscientes de que hay individuos e instituciones que realmente hacen un trabajo digno de imitar.

El deber de un verdadero activista es el de encontrar su posición dentro de un movimiento organizado, conocer su lugar, respetar la jerarquía y trabajar muy duro para escalar posiciones si es que esa es la intención. El ignorante, el torpe, el limitado, el que no tiene argumentos es el que estorba; el que debe desaparecer, el que debe ser expectorado.

Y, conjuntamente con esto, va la práctica concreta que no obstaculiza, sino que facilita la resolución de los problemas. Unido a eso va la acción concreta que determina en qué y cómo se puede ayudar en vez de saturar a quienes trabajan día y noche por los animales. El que toma un video de un perro atropellado y lo publica pidiendo que “alguien haga algo”, estorba. El que critica a una organización porque no se realizan campañas de esterilización “cerca de su casa” o en “lugares pitucos”, estorba. El que insulta y calumnia a activistas efectivos porque sus limitaciones no le permiten ser como ellos, estorba también. Aquel que sin saber o darse el trabajo de averiguar bien los datos grita, vocifera y solicita “plantones” violentos y huachafos, es un tremendo estorbo. El que acosa o involucra a personas que nada tienen que ver con sus supuestas quejas animalistas y las llenan de diatribas, no solamente estorba, sino que también es un pobre miserable. Punto.

Entonces, ya lo sabes. Si en el Perú y en otros países sudamericanos la descalificación moral no existe, ya es hora de que empecemos a construirla en todo sentido, y con más razón en la causa de los animales, pues ellos carecen de la palabra oral para decirles a todas esas lacras que no se metan a “defenderlos” o “protegerlos”. En el Perú reina la resignación inerte, todo se tolera, y todo se minimiza, trivializa porque “somos informales y estamos en el Perú, pues”. Con esa limitada mentalidad sólo retrocedemos mientras hay tanto trabajo por hacer.

Los animales no necesitan pseudo “animalistas” de pacotilla, de boca floja, obscuro origen y pésima ortografía; ellos necesitan activistas preparados, leídos, y listos para la acción. Ya va siendo hora de que te conviertas en uno de éstos.

 

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