Gracias al activismo efectivo de grupos como GREY2K USA, en los últimos años hemos sido testigos del cierre de varios galgódromos en los Estados Unidos. Desde los inicios de esta organización, 26 galgódromos han cerrado sus puertas para siempre liberando a los galgos de una vida miserable, cruel y esclavizante.
Hoy, tengo el placer de anunciarles que muchos de esos galgódromos están siendo transformados para servir a la comunidad. Por ejemplo, el galgódromo Anthony Downs de Kansas se convertirá en un edificio comercial y áreas de vivienda, mientras que el St. Croix Meadows de Wisconsin – que cerró en el 2001- pronto se convertirá en una escuela pública.
El antiguo galgódromo Mile High de Colorado se convertirá en el Nuevo local del Boys and Girls Club y dos galgódromos que se cerraron en Florida, el Seminole Greyhound Park y el Key West Kennel Club, ya han sido demolidos para construir cientos de casas nuevas, un centro comunitario, un auditorio para una iglesia local y un parque de 20 acres. Inclusive, el antiguo terreno del galgódromo Shoreline Star de Connecticut se convertirá en un centro municipal y ¡un centro de adopción animal! ¿Qué podría ser mejor que esto?
Internacionalmente, también estamos viendo progreso. Los derrumbados galgódromos de Portsmouth y de Walthamstow, dos de los galgódromos más antiguos de Inglaterra, se convertirán en cientos de casas nuevas que proporcionarán ocupación a muchos ingleses necesitados de trabajo.
Estas son muestras concretas del progreso que se está logrando contra la abominable crueldad que se esconde en las carreras de galgos. ¿No es más beneficioso para las diferentes comunidades contar con casas nuevas, auditorios, centros comunitarios, parques y clubes para niños que mantener una sanguinaria tradición de abuso y explotación de perros?
Estas acciones deben ser imitadas en todas las ciudades donde aún se abusa de nobles perros condenados a ver pasar la vida desde la estrechez y soledad de sus jaulas ante la indiferente y patética actitud de quien quiere ganarse unos billetes a costa de su derecho a ser tratados con dignidad y compasión.
Aquí en Tucson ya hemos dado varios pasos hacia la clausura total del galgódromo local. Cada vez estamos más cerca de tocar los escombros de un lugar de tormento y abuso para verlo renacer en un lugar donde la comunidad entera aprenda a extender su ética y compasión a todas las especies.
El día en que mis manos toquen las cenizas tibias de la opresión vencida, será un día de total felicidad para mí y tal vez entonces vuelva a comprobar que las lágrimas de felicidad son más dulces si se vierten por la libertad de los inocentes.